CONFESIÓN DE PARTE EN VERSIÓN LIBRE Y ESPONTANEA
Hubiera sido menos traumático, si por lo menos lo hubiese
conocido. Y no digo que enamorado, porque jamás había pasado por mi cabeza, que
entrado en los 50 y en el inicio del
“declinar lento y piadoso del apetito venéreo” al decir de Gabo, cayera con
rapidez y sin el más mínimo recato, en las manos de un menudo caballero de
apenas 165 centímetros de altura, cuarentón, acento costeño y movimientos
bruscos, alejado como ninguno, de
los suaves y elementales modales de la
homo-seducción.
Eran las 5 de la tarde y ni siquiera la hora era la indicada
para una entrega de esa naturaleza. Cuando subí lentamente las gradas de su
aposento, los 24 escalones me inclinaban a pensar uno a uno, que era el momento
de rechazar tan inoportuna propuesta porque además había tras de mí, una
historia llena de testosterona y féminas suficientes dispuestas a dar fe de mi
bien dotada potencia sexual.
Finalmente tres tímidos golpes en la madera de su puerta, me
indicaron que la suerte estaba echada y que
aunque el subconsciente tratara de detenerme, los cobardes nudillos de
mis dedos eran tan débiles, como mi estúpida voluntad.
Pocas palabras porque la cita ya era preestablecida y ya el
hombre sabía muy bien lo que tenia que hacer; aunque yo estaba tan ansioso y
nervioso que ni siquiera me di cuenta, a que hora me había bajado los
pantalones y en que momento me recosté sobre el lecho del angosto y frío
colchón de cordoban negro, dispuesto
junto a una ventana sin cortina,
que dejaba inmiscuir a través de sus cristales, los ojos de mi ciudad junto a su cuchicheo
infinito. Y, menos aún cabía en mi
cabeza de varón incólume, el porque me
encontraba en posición receptiva. Pero así estaba predestinado y aunque
injustificado, el acto fue flagelantemente
doloroso por ser mi primera vez,
además de efímero. Y para fortuna, no
produjo en mí, ningún momento de hilaridad o satisfacción.
Al final y sin mediar palabra alguna, me vestí mucho más rápido
de como me había desnudado, y antes de que el personaje -que en otras palabras
había abusado de mí-, tuviera tiempo de proponer otra absurda aventura, corrí
hacia el umbral de la entrada y busque nuevamente las gradas acompañado de
mi vergüenza y humillado en la misma
profundidad de mis propios secretos.
- !Sr.Cárdenas!!. El llamado era tan claro, que no tuve mas
opción que detenerme. El depravado sonreía con la ironía de los asesinos en
serie.
- Su billetera y su teléfono y esta nota que debe leer y
guardar.
Recibí los objetos sin mirar a sus ojos, di vuelta con ademanes militares y nuevamente aligere el
paso abordando las gradas que al contrario de la subida, las recorrí volando.
Trataba de demostrar inusual brusquedad y paso fuerte con pies forzadamente
juntos, porque me sentía patiabierto. Ya en mi automóvil y en un corto juicio
de responsabilidades, decidí comentarle todo a mi mujer y asumir las
consecuencias que semejante desliz, me traería. Estaba dispuesto a todo y tenia
que afrontarlo con valentía de hombre, aunque ya careciera de semejante
dignidad. Pálido y paranoico entré a mi apartamento y decidí, que la mejor
manera de que ella conociera toda la verdad, era entregándole el sobre en el
que con seguridad, el hombre de marras comentaría o propondría nuevos
encuentros. Al mismo tiempo, era la forma más plausible de no mostrar mis ojos enlagunados, ni el tremor de
mi cuerpo y evitar el quebranto de mi voz,
por el arrepentimiento y el engaño a que la había sometido. Ella, que es
mas fuerte que yo y que perceptivamente conoce lo que me pasa, casi se derrumba
al verme tan alterado. Tomó asiento porque empezaba a sospechar lo peor.
Mientras tanto, yo recostado en la pared de la entrada, cerré los ojos y empecé
a proyectar los recuadros de una película de medio siglo con sus noches y sus
días, con mis hijas, mis padres, mis hermanos y hermanas, mis amigos y mi
reputación. En fin, con lo mucho que
había construido en medio de lo poco, con que lo había destruido.
- ¡Que bien papito! Exclamó.
Y recuperando la seguridad de su voz leyó:
“Tamaño de la próstata normal. No aumentada en sus bordes ni presencia de malformaciones quísticas” “La
lectura anormal de los indicadores del antígeno prostático, obedecieron al bajo
nivel de leucocitos por contaminación viral superada” “Paredes homogéneas sin
alteraciones en su estructura al tacto”
(Creo que mañana debo buscar a mi Sicoanalista)
Popayán, 4 de Junio de 2007
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