Las Putas son Liberales
Gabriela Mejía
Entre Maristas y Busconas
Eran épocas de marrulla politiquera oficial, en las que los
dos partidos tradicionales usaban ahí sí, el “todo vale”. En alguna elección,
de las denominadas de “mitaca”, llegó al
directorio liberal de Popayán un rojo fiel que apodaban “metiche” e informó que
el colectivo de los hermanos maristas se aprestaba a votar por tercera vez en
el mismo día. Eran más de 100 y con la anuencia de los jurados de alguna mesa que cohonestaban el asunto, los legos religiosos partidarios de la
godarria insulsa, querían a toda costa
elegir personas cercanas a dios y apartadas de los impíos liberales.
-Déjeme no más eso a mí- gritó misia Carmen, dueña de una de
las casas de citas de la ciudad, al presidente del directorio en el Cauca, Dr.
Francisco José Chaux. Ella siempre se había distinguido por su actividad
proselitista a favor del partido liberal y en ese momento rondaba la sede política, ayudando en los
menesteres cotidianos de las contiendas electorales. Seguidamente y ejerciendo su autoridad de
proxeneta mayor, regresó a su negocio y entre clientes trasnochados,
borracheras perdidas y sueños de amor, declaro con decisión un alto a todas las
féminas y les ordenó salir urgentemente con ella a la calle.
Cuentan que eran 9 y con ellas, la chaperona se dirigió
al histórico convento de San
Camilo, donde Julio Arboleda pasó al papayo a 20 partidarios de Mosquera como
represalia a los fusilamientos que este había ordenado en Bogotá. Ya frente a la
sede de la comunidad Marista, misia Carmen dispuso a las nocheras en el andén
opuesto al portalón de entrada y cuando los juiciosos clérigos se aprestaban a
salir por tercera vez, las niñas de la vida alegre levantaron su follao y mostraron sus excitantes intimidades, haciendo devolver
a los ruborizados electores. Fueron dos o tres intentos más, hasta que sonó la
diana declarando cerrados los comicios electorales. Carmen, pletórica, se
dirigió hasta la sede del partido y con protocolo militar, dio parte al
dirigente político:
¡Mision cumplida Dr. Chaux!
La fiesta estaba a pedir de boca y las muchachas por órdenes
superiores se quedaron haciendo las
delicias a la chusma cachiporra, que reclamaba el final de la hegemonía
chulavita.
PAZAL
Popayán, 30 de mayo de 2010
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