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sábado, 17 de diciembre de 2011


LUISITO LATAS

Antes a Luís Campo lo apodaban cariñosamente: "Luisito latas". La prensa y la fiscalía dijeron que  era su alias.
Tenía fama de guerrillero, ganada a través de varios años en el pueblo de Silvia. Sin embargo, por esa maldita manía de creer en lo que la gente me dice, yo me resistí siempre a aceptarlo.

Se lo negué al capitán del puesto del ejército acantonado en las afueras del pueblo, cuando fui a interceder por su sobrino, que  creí injustamente calumniado, luego de que lo acusaron de haber quemado en compañía de su tío "Luisito latas", la choza junto a la torre repetidora de Tv en donde acantonaba el ejercito, para guarecerse del frío de la noche.
Pero también se lo negué a un Fiscal de la República , cuando me llamaron a que intercediera por uno de mis trabajadores, que había sido detenido  en un diciembre de hace unos años, junto a 45 personas más, entre los que también se encontraba "Luís latas"; operación de inteligencia, en la que todo el pueblo ronroneaba, se había librado su sobrino, cuando a la madrugada se escapo, aprovechando aguas abajo, el río Piendamo.
Allá en plena fiscalía, también hablé por Luís Campo y puse como ejemplo su laboriosidad, su humildad y sus 100 kilos de peso.
Y me reí por enésima vez con "Luisito Latas",  apenas 5 días antes del suceso, al increparlo con ironía y burla como "mi comandante" en su pequeño taller de lamina, pintura y mecánica automotriz, situado a la entrada del pueblo, y en donde  12 meses antes, la policía había encontrado un carro bomba, que  había sido denunciado por el propio hijo de Luis Campo y que a la postre, la fiscalía denominó como Falso positivo. Investigación de la que también salio airoso o por lo menos libre de cárcel como en las 7 oportunidades anteriores.
Es que Doctor, - me decía - me la tienen montada estos Hijueputas....
Figúrese que el día de la toma grande de Silvia, esa del año 1999, dijeron haberme visto lanzando cilindros bombas desde la loma de al frente. Pues se la hicieron porque yo estaba preso en Puracé y por ese lado se las gane.
Bueno yo le creí a “Luisito latas” por última vez, al fin y al cabo los falsos positivos en esta estúpida violencia, son pan de cada día.
Pero es que era imposible creer que este personaje barrigón, 55 años a cuestas, con carita de bonachón y en la que una arruga sobre sus pómulos, lo hacia sonreír a todo momento, fuera el experto en explosivos, que el Ejercito abatiera junto a otros dos Silvianos, hace un año, mientras volaban una torre de energía, en la pequeña Timba, al norte del Cauca.
Hoy pienso y recuerdo su sonrisa, que dejó colgada en el tanque de acetileno de su  taller, al encargar afanosamente   a su hijo,  terminar la soldadura del tubo de escape de nuestra camioneta y  subirse a un bus, seguramente el mismo que lo llevo a la cita con la columna Jacobo Arenas de las FARC y con su muerte. Maldita Guerrilla que se lleva las sonrisas, maldita guerrilla que aprovecha la pobreza, maldita guerrilla que deslumbra a los menesterosos.
"Luís latas" debió morir de infarto; debió llegar a viejo en su trabajo de latonero que a propósito lo hacia muy mal, pero que los Indios Guambianos le pagaban sin chistar; debió vivir sin dinamita entre sus manos; debió seguir soldando guarda fangos y no desoldando torres de energía. "Luisito latas" debió morir junto a su esposa y enseñando a su hijo los secretos de la soldadura autógena. Debió morir de lo que se mueren los miembros del secretariado de las FARC:  !de viejos! ...."Luisito latas" pudo ser mucho más de lo que ’tirofijo” quiso y le ordenó que fuera.
Por ahora, estoy empezando a creer que "Luisito latas" además de soldador, mecánico y latonero, seguramente también era guerrillero, aunque ni Él mismo lo supiera.
Cobardes que saben matar sin disparar.

PAZAL
POPAYAN, FEBRERO 2008

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